De instantes, días y tiempos.

Sábado, 9:00 de la mañana. - Levanta. * No puedes. - ¿Qué te pasa? * Que no puedes. - Pero, ¿por qué? * Porque estás muy cansada y me tienes agotado. - Usted perdone, no me había dado cuenta. Al fin y al cabo, no es para tanto, no? Además tengo mucho que hacer. * No es sólo el hacer, también es el ser, lo que sientes, lo que tú ya sabes y no has querido atender. Eso también me afecta. - Ya. Otra vez igual. No aprendo. * Pues ya sabes lo que toca. - Vale. A dormir. Que descanses. * Igualmente maja. - Dile a la mente que pare de una vez. * SHHHHHH!!!!!!!! ¡Gensanta, qué pesadas!

Me solidarizo con los profesores de Estados Unidos. Una parte de la solución que encuentra Trump a los atentados en las escuelas es permitir a los profesores llevar armas. No sé allí, pero aquí, si esto fuera así, se nos estaría pidiendo: enseñar, curar heridas, poner tiritas a los corazones, educar personas, cuidar en tiempos más allá del horario, hacer mediación con padres, apagar fuegos, arreglar ordenadores y, además, ser los más rápidos en desenfundar para no tener que defenderse de no haber hecho todo lo posible para salvar otras vidas... matando.

Mañana es tu cumple. No digo "era" sino "es" porque cumplir se pueden cumplir muchas cosas, y no tienen que ser siempre años. Desde tu último cumple y desde que te has ido se han cumplido muchos abrazos que tienen mucho que ver contigo; se han cumplido muchos gestos de cuidado mutuo aprendidos de ti; se han cumplido mogollón de sonrisas heredadas de la tuya; se han cumplido muchos aprendizajes en los que tú has sido el maestro. Mañana comenzamos otro año hacia otro cumple en el que celebraremos mucha vida que tiene su origen en la tuya. Felicidades papá.

Es fácil ponerse una máscara y salir a divertirse. Lo difícil es quitarse la máscara frente al espejo y mirar con ternura todo aquello que llevas escondido. El reto es vivir sin máscaras, sonreír a tu debilidad y llevártela de carnaval.

Así es a veces el día y así es a veces la vida. Es raro que la oscuridad sea total y no haya un foco de luz por muy pequeño que sea, de la misma manera que es raro que todo sea luz y no haya un foco de oscuridad en algún rincón. Ni todo ni nada, ni siempre ni nunca. Es más, creo que estamos llamados a convivir con la mezcla, con el descontrol, con la falta de equilibrio, con la duda, con la ignorancia de lo que siempre nos quedará por aprender... Nadar entre todo ello con naturalidad sabiendo que todo está bien porque la vida no es todo o nada, siempre o nunca. La vida es. Y punto.

Salgo y renuncio a dejar todo hecho. Salgo y renuncio a descansar esta noche porque hacer... Habrá que hacerlo. Salgo porque necesito respirarte, olerte, embarrarme en tu tierra, fundir mi sombra en tu presencia, pasear a solas contigo, tomar conciencia de dónde estamos y volver a oír: "daría igual que tú no supieras dónde estoy, yo siempre sé dónde estás tú". Estás donde siempre nos encontramos. Ni aquí ni allí. Ni antes ni después. Estás dentro y ahora. A partir de aquí, de dentro a fuera. De nosotros a los demás. Pero siempre ahora.

Hay que estar a lo que se tiene que estar porque si no alguien te puede decir que no estás a lo que tienes que estar. Y yo me pregunto quién decide a qué hay que estar o si nadie dice nada y somos nosotros mismos los que queremos estar a todo siempre con la misma intensidad sin tener en cuenta que la realidad cambia y nos afecta. A ver si va a ser que nos pedimos mucho. A ver si va a ser que nos creemos insustituibles. A ver si va a ser que somos tan cuadriculados que no hacemos hueco a las cosas de la vida dándoles todo su valor. A ver si va a ser que nos falta fe para vivir.