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Mostrando entradas de 2017

Propósitos de año nuevo

Tengo que reconocer que no creo en los propósitos de año nuevo tal y como yo los he aprendido: tener más paciencia, madrugar para hacer algo bueno que no hago, trabajar menos... Para otros los propósitos son dejar de fumar, ir al gimnasio... Pero los propósitos así expresados suelen ser ataques personales contra uno mismo porque se basan en la obligación sobre algo que está en la raíz de nuestro ser, el deber, y suelen acabar en frustración. Yo creo más en los deseos de año nuevo. Cuando yo lo deseo me pongo en contacto con mi corazón. Puedo hablar con mi deseo, decirle el motivo por el que le quiero en mi vida, priorizar sin prisas los pasos que sé que puedo dar para estar mejor ( una conversación pendiente, reorganizar mi tiempo para que quepa algo que me ayuda a descansar, hacer una llamada para dar un paseo renunciando a todo lo que en ese tiempo podría "hacer"...). Mi deseo puede ayudar a otros a encontrarse con sus propios deseos. Sin tiempo y sin obligación. Optar po

Tiempo a secas

Va la tercera entrada dedicada al tiempo. La teoría nos la sabemos todos, unos mejor que otros, pero la práctica la suspendemos una y otra vez. Cuando llevas cuatro días de vacaciones y sigues sintiendo que no tienes tiempo... Has suspendido. Cuando apuntas en la agenda con el mismo color e intensidad lo que tienes que hacer de trabajo y las personas con las que tienes que quedar por placer... Has suspendido. Cuando estás viviendo lo normal de tu vida en estas fechas y lo que pesa es el deseo de vivir todo de otra manera más práctica, organizada... Has suspendido. A veces las notas llegan más tarde. Habrá que intentar recuperar antes de que acaben las vacaciones, por el bienestar personal... Y el de los demás.

Acoger la realidad.

"La realidad no se cambia por decreto. Para cambiar la realidad hay que abrazarla." Augusto quiso conocer datos reales de sus plebeyos y les obligó a ir a censarse. Dios quiso darse a conocer a sus hijos y se puso en camino para compartir su realidad. La obra de Augusto y su influencia duró unos años. Las consecuencias de la vida de Jesús de Nazaret se siguen contando. Augusto obligó. Jesús abrazó la realidad, la hizo suya... Y la transformó. La realidad de nuestra vida cotidiana no se puede cambiar por mucho que nos esforcemos en poner codos, voluntarismo y obligaciones. Lo cotidiano hay que acogerlo, abrazarlo, conocerlo y, desde ahí... transformarlo.

Pesebre y cruz.

Es tarde, muy tarde. Tengo delante de mí la imagen de un niño Jesús y la cruz. Están bien estando cerca. No hay tanta diferencia entre nacer sin casa siendo inmigrante y morir fuera de la ciudad como excluido. ¿Qué mantiene al ser humano vivo en ambas situaciones? El amor. El amor de quien te abriga y te educa, el amor de quien permanece hasta el final, el amor de los ángeles que nos encontramos por el camino. Es un amor que arriesga, que no tiene miedo... O que tiene miedo pero lo supera porque sabe que si no arriesga no va a vivir plenamente. Es un amor que arriesga y que se equivoca a veces, pero prefiere seguir arriesgando para poder seguir aprendiendo. Es un amor que arriesga y sufre cuando sabe que no puede hacer nada o cuando no sabe y no debe  preguntar, pero prefiere seguir arriesgando porque sabe que si sufre es porque quiere y cuando se quiere se sabe esperar y sabe soportar preguntas sin respuesta. ¿Qué mantiene a un Dios hecho hombre vivo en ambas situaciones? El mismo a

Personas.

Ha terminado un trimestre diferente. Cuando durante el verano cambia algo fundamental y fundante de tu vida tienes la sensación de tener que volver a aprender a vivir lo de siempre porque ya no es lo de siempre ni tú eres la misma. El mundo y la vida han cambiado. Haciendo balance la mezcla de sentimientos y situaciones ha sido interesante y muy pedagógica; También dolorosa, pero es parte de la vida. Como siempre, me quedo con las personas: las que siempre están, las incondicionales, las que escuchan, abrazan, las que en la lejanía se hacen tan presentes que parece que las viste ayer, las que en la cercanía han tenido el tiempo necesario para estar (no tiempo de cantidad sino de calidad)... Cuánto amor, cuánta cercanía, cuánta ternura en la mirada... Me quedo con las personas y también con los aprendizajes. A veces hay que llegar a tocar fondo para volver a situarte en tu propia vida, dar un golpe en la mesa y ponerte en pie, descubrir que una situación dolorosa te puede hacer recuper

Abrazo

Yo no sé cuántos abrazos dicen que hay que dar o recibir al día. Yo prefiero pocos pero de verdad. Les hay de acogida, de los que dicen "qué bien que estés aquí", de despedida que quieren decir "qué bien que nos veremos pronto"... Y están los inesperados, imprevistos, llenos de agradecimiento y cariño que te abrigan el alma para el resto de la semana (por lo menos).

Fin de trimestre

Cuanto más corrijo más sensación tengo de que el taco de exámenes aumenta. Cuanto más zumo tomo más estornudo. Cuando suena el despertador me duermo y cuando le programo por la noche me despejo. Cuando cierro la agenda me acuerdo de algo que no he hecho y no he apuntado. Cuanto menos queda para vacaciones más sensación tengo de que no llego. Cuanto más cansada estoy más me río y cuanto más me río más me canso. Cuanto menos me concentro más miro el móvil y cuanto más miro el móvil más me desconcentro. Sería mejor no saber que estamos cerca y llegar cuando menos nos lo esperamos.

Hacer y ser.

Esta semana hemos sido testigos de cómo alguien puede darse hasta el extremo y de que es difícil darse más. Has trabajado más de doce horas diarias, has cumplido con tus obligaciones fuera del trabajo, has salido al paso de imprevistos (porque en todas las semanas que parece que ya no cabe nada más aparece algo con lo que no cuentas)... Y llega el viernes y te das cuenta de todo lo que queda por hacer y a lo que te dedicarás el fin de semana. En cuestiones de "hacer" es lo que hay (al menos eso parece) y es difícil cambiarlo. Pero... ¿Cómo te ves en cuestiones de "ser"? ¿Te has dado la enhorabuena por todo lo que has sido capaz de sacar adelante y por la manera en que lo has hecho? ¿O sigues echándote en las espaldas que no has llegado? El hacer pueden imponérnoslo pero el ser no. Lo que has hecho lo podrían haber hecho otras personas pero el cómo lo has hecho, lo que tú eres... En eso no eres sustituible, te lo aseguro. Cómo me gustaría que lo tuvieras en cuent

Emociones

Esta Navidad va a ser diferente. Aunque tendremos de todo, contaremos con todos, comeremos de todo... el hecho de que faltes tú hace que la sensación sea "nos falta todo". Hace ya tiempo que la gente se felicita por las calles y yo me pregunto "qué prisa tendrán si todavía queda medio mes?". No sé, quizá este año recuperemos algo del sentido real y único de esta celebración: un Dios que se hace bebé, que necesita todo de todos para vivir, que no tiene nada... un Dios que asume todo lo humano para salvarlo, pasa por lo mismo que nosotros, incluida la muerte, y nos comprende y abraza en todas las situaciones porque sabe perfectamente dónde y cómo estamos. Ya lo decía San Ireneo "lo que no se asume, no se redime". Y lo que no se redime, pesa, pesa mucho. Por eso este Dios es un  Dios-con-nosotros y nos recuerda que en todo lo que vivamos somos, al menos, dos para llevarlo. Con todo, a mí últimamente se me mueve algo. Me da la sensación de que no nos vas a fa

Empatía

Cuando una se siente acompañada por alguien que ha pasado por lo mismo por lo que estás pasando no hay forma humana de agradecerlo. No hay que explicar mucho porque se entienden las miradas y las expresiones antes de que lleguen las palabras. Cuando te encuentras con alguien que está pasando por lo mismo que has pasado te resulta extraño que te den las gracias. Lo normal es conseguir que te sientas tan cuidado como yo me he sentido en su momento. Las cadenas de cuidado son uno de los gestos de humanidad más bonitos: yo acudo a mis recuerdos para ponerlos a tu disposición y ayudarte a preparar el camino. Un camino que, en parte, tendremos que recorrer solos, pero que seremos capaces de andar porque otros nos han ayudado a dar los primeros pasos.

Insomnio y tormenta.

Hoy no hay manera de conciliar el sueño. Me he levantado para ver por la ventana el espectáculo de la tormenta. Supongo que en otros lugares será más fuerte. Aquí, en Burgos, no es peor que otras de otros inviernos al menos en lo que yo puedo ver. Con todo, el ambiente está revuelto: llueve, el viento sopla con fuerza,   su sonido impresiona bastante. Recuerdo de golpe que con tantos días de fiesta no he organizado las actividades de la semana. Enchufo el móvil y pierdo la poca serenidad que se tiene cuando no se puede dormir. Compruebo que todo está en orden, contesto algunos correos y recupero un poco de paz. Pero no puedo dormir y sigo oyendo el ambiente revuelto. Me acuerdo de los refugiados de Siria y el frío se me mete más dentro todavía. Tendrían que estar como yo, contemplando el invierno detrás de la ventana en vez de temiendo que se les caiga la tienda con cada tormenta. No hemos sabido hacer las cosas bien. No hemos conseguido que lleguen tampoco este año. Mientras, seguim

Sin domingo

Si eres de esas personas que disfrutan del domingo como si no hubiera un mañana, esta entrada no te va a aportar nada. Si eres de esas personas que pierden el domingo pensando en el lunes o en la semana... puede que hasta esta entrada te mosquee. Déjame recordarte que sólo existe el instante del domingo que estás viviendo. Es más, déjame recordarte que el concepto de semana tal y como lo piensas es un fantasma. De hecho, no existe la semana, sólo citas en la agenda. ¿No te das cuenta que al darle tanto poder terminas el domingo (o empiezas el lunes) ya cansado, condicionado, agobiado...? Sólo existes tú. Existirá cada paso que des cuando empieces a darlo. Existirán encuentros con personas que te pueden sorprender (los encuentros y las personas). Existirá tu manera de enfocar cada día (no todos los días juntos)... Igual que en el domingo. Cada día existirá para ti si tú decides disfrutar los momentos que te regale. Existirá contigo o sin ti. Tú decides.

Casa

Mi casa está en tu corazón. Tú corazón está en el de tantos que comparten su vida, que la viven desde la alegría, que acogen la tristeza como parte de un todo y no se quedan en ella, que se levantan ayudando a otros a levantarse, que acompañan y se dejan acompañar.  Mi casa está en tu corazón y tú corazón está en tantos lugares a los que se llega y de los que una se va, pero no se va como se llega porque ya tiene más rostros, más vida. Mi casa está en tu corazón. Por eso yo no tengo que entrar en casa. Tengo que salir con mi corazón de nómada al encuentro de otros en los que encuentro mi hogar.

Lo de siempre

Cuando me busco escribo para mi. Cuando me busco escucho desde mi necesidad de dar. Cuando me busco ayudo desde mi manera de hacer las cosas. Cuando me busco mido las palabras y no arriesgo. Cuando me encuentro escribo para vos. Cuando me encuentro escucho tu necesidad, tu dolor, tu vida. Cuando me encuentro ayudo teniendo en cuenta tu manera y tus modos. Cuando me encuentro hablo sin miedo porque no tengo nada que perder y sí mucho que querer.

Niebla

Mientras tomo distancia la niebla cubre la carretera. Sé dónde voy pero no veo el horizonte.  Sé con quien voy pero no veo su rostro. Sé quién  me espera a mi regreso pero la niebla también me impide verlo.  Ella me enseña  lo inmediato, lo cercano. Tiene su encanto. No importa lo que  yo vea porque todo existe dentro y más allá de la niebla.

Adviento.

No quiero que mi fe consista sólo en saber dónde estás tú y quién eres. Por mucho que sepa no lo llegaré a saber todo. Quiero que mi fe se base en creer que tú sabes dónde estoy yo, cómo estoy y quién soy. Si tú lo sabes yo lo conoceré más. Fe en que me esperas, vienes a mi encuentro y me acompañas, en el momento en el que estoy, a ser cada vez más quien estoy llamada a ser. Si tú me acompañas llegaremos a más (lugares, personas, sentimientos, sueños, melodías...).

Brujas y santas.

Puede parecer más un título de carnaval y de edad media que de siglo XXI en Adviento, pero ambas dos... "Haberlas, haylas"... Y las ha habido durante toda la historia. Ni las santas son tan buenas (de hecho les mola aparentar dureza), ni las brujas tienen que ser malas (aunque si intuyen que les consideras hadas se mosquean un poco). Ni idea de lo que hablo, verdad? Hablo de las amigas, de la amistad de verdad. De esas amistades en las que hasta cuando te echan una bronca sabes que es porque te quieren.  De esas amistades en las que para algunas cosas tienes que esperar, porque no vas a pisar terreno sagrado sin descalzarte y mucho menos vas a dar un paso invasor sin permiso, pero esperar... Esperas y esperarás sin límite de tiempo porque hay toda una vida por delante y el ritmo de cada vida es realmente sagrado. De esas amistades que te ensanchan el corazón porque consiguen hacerte reír con ganas y a las que disfrutas viendo y haciendo reír. Si, claro, también se comparte e

Invierno

Estos días de otoño ya parecen invierno. Son días fríos y la sensación no es de otoño. Pero lo que es, es, y el otoño sigue ahí en pequeños rincones con colores menos vivos pero todavía presentes. La propia naturaleza nos recuerda que, incluso en los días de invierno más fríos y oscuros, hay brotes de belleza. ¿Dónde quedaría, si no fuera así, la ilusión por ver nevar? ¿Qué sería, sin el frío, de esas sensaciones tan acogedoras del calor alrededor de un chocolate caliente (o un vinito) rodeados de buena gente?. Ante el frío y la oscuridad, el cansancio del día a día que nos lleva corriendo a través de las manecillas del reloj, ante el tedio que puede traer lo cotidiano (cada cual que elija o proponga lo suyo)... el secreto está en mirar hacia fuera, hacia lo que (o quien) solemos dejar a nuestra espalda, y poder ver los brotes de vida que están deseando mostrarnos toda la belleza que no somos capaces de ver. Si es de Dios, nevará. Y, si es de Dios, pasarán otras muchas cosas buenas,

Lo normal

Lo normal no es que tengas tres comidas al día. Lo normal no es tener estudios. Lo normal no es vivir rodeada de gente que te quiere. Lo normal no es tener trabajo. Lo normal no es vivir en tierra de paz. Lo normal no es disfrutar de la calefacción. Lo normal no es vivir en democracia. Lo normal no es tener coche. Lo normal no es tener agua potable. Lo normal no es tener lavadora y lavavajillas. Lo normal no es ser libre. Lo normal no es estar totalmente sano. Lo normal tendría que ser que fuéramos conscientes de lo que tenemos y no es normal. Entonces lo normal sería vivir agradecidos y comprometidos por conseguir una "normalidad universal". “El Señor y Dios vuestro os va a hacer entrar en el país que juró que les daría a vuestros antepasados Abraham, Isaac y Jacob . Es un país con grandes y hermosas ciudades que vosotros no construisteis ; con casas llenas de todo lo mejor, que vosotros no llenasteis ; con pozos que no cavasteis , y viñedos y olivos que no

Tiempo lineal

He intentado explicar hoy la diferencia entre el tiempo lineal y el tiempo cíclico en clase. Creo que van a necesitar que insista en ello porque no era la hora oportuna para hablar de estas cuestiones, pero al menos lo hemos intentado todos. Mientras trabajaban en grupo me he acordado de la interpretación judía de este tiempo lineal. El tiempo deja de considerarse cíclico porque el pueblo de Israel descubre a Dios en la historia, ese es el comienzo, y camina con él hacia un final a través de los acontecimientos que van compartiendo y creando esa historia común. Pero, si recuerdo bien, el camino se hace de espaldas al futuro mirando al pasado, lo ya conocido. Lo que ayuda a seguir, lo que ilusiona al caminar... es todo lo recibido, todos los motivos para agradecer, todos los momentos de levantarse después de caer, todas las personas que nos han sostenido y por las que somos lo que hemos llegado a ser y como hemos llegado a ser. Recordando esta manera de entender la vida, por primera vez

En ti, yo. En mí, tú.

Ordenando y limpiando tu casa entendí que tenía que ordenar la mía. Recordando tu sonrisa comprendí que era hora de ponerme en camino para encontrar la mía. Valorando todo lo recibido de ti me doy cuenta de lo egoísta que estoy siendo encerrándome en mí. Ordenándote, recordándote, valorándote... Me ordeno, me recuerdo... y me pongo en camino.

Corintios 12, 10

A ver si poniéndola de título no se me olvida la cita. Me he levantado con ella y lo único que hubiera deseado es no haberme despertado tan pronto un sábado. Por lo demás, es un regalo: "Cuanto más débil me siento, tanto más fuerte soy". Es una contradicción, pero es así. Cuanto más acojo mi debilidad y me sé frágil, más actúo en consecuencia con lo que soy y no con lo que me gustaría ser o lo que creo que se espera que sea. Desde ahí surgen las palabras más bonitas: te necesito, perdón, sólo contigo puedo... Para acoger la debilidad y no tener miedo a ponerle nombre a lo que siento y me pasa hay que ser fuerte. Fuerte para asumir las consecuencias, fuerte para renunciar a una imagen, fuerte para confiar en que te sigan queriendo débil, fuerte para agradecer que la fuerza no es mía, fuerte para saber que volveré a sentirme frágil y estaré dispuesta a volver a ponerle nombre. Porque soy débil, soy fuerte.

Bajo capa de bien.

Supongo que esta expresión no es de San Ignacio, pero él la utiliza. Bajo capa de bien, llevando a cabo cosas buenas, podemos entrar en dinámicas que nos agotan. Cuando algo no está bien lo tenemos claro, no nos ayuda y buscamos la solución. Cuando estamos fuertes y llenos de energía (o cuando nos volcamos en algo para huir de otras cosas) podemos caer en excesos que nos agotan: exceso de trabajo, de entrega, de cuidado, de servicio... El trabajo, la entrega, el cuidar de otros, el servicio... todo es bueno, pero a veces sí que hay medida. La medida la encuentras cuando te descubres reclamando, pidiendo para ti, exigiendo algo a cambio (normalmente cariño o un tiempo del que no se dispone). El lenguaje de Dios es la paz. La desmedida mal enfocada no genera paz. A veces hay que desconectar y desaparecer para volver a conectar con las motivaciones más auténticas posibles, las que nacen de tu vocación personal, desde la gratuidad total... Eso toca. Desconectar y desaparecer para conecta

La fuerza de las palabras

No se trata de descubrir nada nuevo sino de recordarnos que hay terapias que no cuestan nada y tienen un poder curativo muy alto. Hay veces que las palabras entran en tu vida y se convierten en recuerdos, ansiedad o tristeza, o te provocan anticipar situaciones... Y nos metemos en dinámicas de silencio y tensión, caemos como si fuera la primera vez, como si la memoria no existiera. Se nos olvida que la solución es volver a convertir cada cosa en lo que es. Convertir sentimientos, reacciones, dinámicas... en palabras, compartirlas con quien sabes que te quiere... Y a disponerse para seguir viviendo. Poco a poco, pero a seguir viviendo.

Tiempo para dos o tres vidas

No sé si habéis tenido la experiencia de descubrir que en vuestra vida ocupa más tiempo lo que no hacemos o tenemos que lo que sí. Pensamos más en lo que no hacemos que lo que conseguimos hacer, pensamos más en los lugares donde no estamos que en los que conseguimos estar, en las personas con las que no estamos que con las que realmente estamos... Esos pensamientos se llevan tiempo, nos lo roban, pero también el desgaste que sufrimos, la energía que nos quita... nos hace perder tiempo. Lo mejor es que le echamos la culpa al tiempo como si fuera él el que nos quita la vida cuando realmente somos nosotros los que, sin darnos cuenta, la vamos perdiendo. Nos quejamos de no tener tiempo para nada y resulta que, en el fondo, vivimos más de una vida en el mismo tiempo (la real que se nos pasa, la ideal que recoge la real pero exigiéndonos llegar a más, la ideal que no se parece en nada a la real... y habrá quien ponga nombre a más vidas). Dios se hizo hombre para vivir, hablar, sentir, abra

¿Quién ayuda a quién?

¿Quién ayuda a quién cuando escuchamos de verdad? ¿Quién ayuda a quién cuando abrazamos? ¿Quién ayuda a quién cuando salimos al paso? Puede parecer que ayuda el que escucha al que sufre, el que da el paso para abrazar, el que se da cuenta de lo que hace falta y tiene el detalle... Pero, ¿quién no ha sentido que le crecía el corazón al oír narrar la vida a quién necesita contarla? ¿Quién no se ha sentido abrazado, reconocido y querido cuando ha abierto los brazos para acoger? ¿Quién no ha encontrado sentido profundo a la sonrisa o la mirada que se recibe al tener un detalle?

Del corazón al cielo

Dos personas se encuentran de verdad cuando cada una de ellas entra en contacto con lo más profundo de su corazón. A veces el corazón te dice cosas conocidas y otras veces te grita para que le escuches. Puede llegar a pasar que tú no le oigas o le evites, pero la gente que hay a tu alrededor recibe su S.O.S. Entonces las personas se juntan, se lo cuentan, se descubren, se iluminan, comparten, lloran, ríen, se encuentran en el abismo pero con ganas de saltar... Y ahí comienza el tiempo de oportunidad, de ruptura, de posibilidad... Porque "la gloria de Dios es que el hombre viva", y la vida siempre está por descubrir igual que la libertad. Siempre se puede estar más vivo y más libre. Lo más bonito de todo esto es que ese encuentro puede ser en cualquier instante, el menos pensado, en el día más difícil de torear, a la hora en la que parece que ya no caben más obligaciones... Y, en medio de esas obligaciones, coges el toro por los cuernos, no te lo piensas y en un instante... De

Sonrisas

Hay sonrisas que te despiertan después de unas horas de levantarte. Hay sonrisas que te dicen más que todas las palabras escuchadas en un día. Hay sonrisas que te dan la bienvenida. Hay sonrisas que te hacen cambiar de argumentos. Hay sonrisas que te invitan a vivir. Hay sonrisas que te devuelven la paz. Hay sonrisas por las que pararías el tiempo. Hay sonrisas que te sacan de la nostalgia con la misma ternura que un abrazo. Hay sonrisas que te hacen sentir en casa. Hay sonrisas que te encogen el corazón. Hay sonrisas que son certezas de amistad. Hay sonrisas eternas. Hay sonrisas... Gracias a Dios que hay sonrisas.

Mirar y sentir

Esta semana hemos podido ver el principio de lo que puede ser el desenlace de la crisis política que está viviendo España. Puede ser eso o el principio de una crisis mayor. No pienso entrar a hablar de política sino que voy a centrarme en lo que me ha hecho sentir. Me puedo preguntar qué he sentido durante todo el proceso que ha vivido el pueblo catalán y, por ende, el español y no tengo problema en contestar: tristeza. Me puedo preguntar qué he sentido cuando he visto que eran llamados a declarar los responsables y puedo decir que algo de tranquilidad. Me puedo preguntar, incluso, qué he sentido cuando he visto que algunos de ellos entraban en prisión y tampoco tengo problema en decir que he sentido pena por ellos y por sus familias. Ahora me pregunto qué sentí cuando vi a la gente que se acercó a la estación de tren en Madrid y a la cárcel para increpar a los imputados a gritos y con insultos. No voy a decirlo. No es la primera vez y no será la última en la que vemos cómo la calle

Lo cotidiano nos salva

Comienzo como terminé la última entrada del blog. Terminé el blog como lo comencé. Ha pasado tiempo desde mi intención de volver y de hacerlo de otra manera y... ya veis, hay cosas que permanecen. Sigo con la intención de profundizar en lo cotidiano, de fijarme y verlo porque no quiero que se me pase. Lo cotidiano como el instante, ni siquiera el presente. Como decía mi padre: el eterno presente. Verlo, contemplarlo, olerlo, saborearlo, abrazarlo, tocarlo, escucharlo. Ser capaz de pararme en medio de mis pensamientos (esos que fluyen continuamente contaminados con mi propia lógica, esa que no les deja ser de otra manera más que como yo los pienso) para darme cuenta de que ya es otoño, que el río está limpio, que hay mucha vida en mi vida y que todo está preparado al detalle para que lo disfrute. Ser capaz de de mirar, no sólo de ver; de saborear, no sólo gustar; de escuchar, no sólo oír...Y disponerme a VIVIR intentando corregir lo menos posible y dejarme ser todo lo que pueda.