Madurez para dialogar
En estos días de elecciones se nos abre la posibilidad de dialogar desde nuestros pensamientos, ideologías, mentalidades... Es un tiempo adecuado para hacer justo lo contrario a lo que hacen los políticos: sentarnos, escucharnos, entender desde dónde habla el otro... Pasar de la distancia y el monocolor a la cercanía y el multicolor. Una conversación en profundidad, desde el respeto y la escucha, nos enriquece, nos ayuda a conocernos más y a dejar los miedos a un lado. Esto no suele ser lo más habitual. Nos da miedo debatir, posiblemente, porque no leemos lo suficiente como para argumentar nuestros criterios y pensamientos y nos asustamos cuando encontramos a alguien que es capaz de hacerlo. En estos casos, a veces, ante la ausencia de recursos acabamos tachando todo de mentira, atacando personalmente o pidiendo que se ataque a otros... En vez de explicar el motivo por el que no estamos de acuerdo. Otras veces sabemos más lo que no queremos que lo que queremos... No es fácil. Voy a