Nuestro Tabor
Qué bien debían estar ahí con Jesús, lejos del ruido, del sufrimiento de otros, con tiempo para estar con quien querían y donde querían. Qué bien debían estar con todo controladito, experimentando que junto al Maestro y lejos de todos el corazón está en paz, desborda de alegría... Y ahí está el bueno de Pedro proponiendo lo que el corazón le decía: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»(Mt 17, 4) Ya de paso que sean cuatro tiendas y una para los amigos Juan, Santiago y para él. Y ahí está el despertador que suele sonar cuando el corazón se busca a sí mismo: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido. Escuchadle.” (Mt 17, 5) Jesús, sin muchas palabras, lo aclara todo con su modo de hacer y estar: sin miedo a lo que el Padre espera de él porque el mismo Padre proveerá, sin miedo a asumir la misión, sin miedo a volver a bajar de la montaña en la que se está tan a gusto, sin miedo a volver a rodearse de gente, d