Reyes como nosotros
Hay estrellas disfrazadas de circunstancias que te guían y te muestran el camino hacia ser cada vez más tú misma. Hay estrellas en forma de Palabra que cuando las descubres (no sólo las escuchas) te abren horizonte y ensanchan el corazón. Hay estrellas que sonríen, abrazan, bailan... Y en su sonrisa, su abrazo y su baile te acogen, te recargan y te mueven.
La fiesta de hoy va un poco de eso: de estrellas, camino, de reyes, de horizonte y de movimiento. Los Reyes Magos eran sabios que buscaban una estrella. Lo que no sabían era que la estrella les iba a descubrir un regalo enorme en forma de recién nacido. Seguir la estrella les hizo más sabios porque encontraron el valor y el sentido de la vida. Nosotros también seguimos estrellas y vamos buscando. Después de unos cuantos años reconozco que lo que más me sorprende y conmueve, lo que más me llena de sentido son las pequeñas cosas de cada día y los encuentros con cada persona... Y eso no tiene fin, no deja de sorprenderme y sé que es un camino para toda la vida porque lo pequeño a veces se olvida y nos liamos en otras cosas que creemos más importantes.
Dios se manifiesta a los Reyes como un bebé pobre, sin hogar, sin papeles y perseguido... Y todo el mundo es feliz en ese encuentro sencillo e inesperado. Estamos invitados a VIVIR (sí, con mayúsculas), a encontrar la luz que hay en nuestra oscuridad, la confianza detrás de la incertidumbre, el abrazo que espera en la habitación de al lado cuando nos sentimos solos... Estamos invitados a salir, confiar y mirar la vida con los ojos de un pequeño que nos hace mil señales en millones detalles cotidianos.
Los Reyes eran buscadores como nosotros. Seamos nosotros sabios como ellos y no dejemos de buscar.
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