Corintios 12, 10
A ver si poniéndola de título no se me olvida la cita. Me he levantado con ella y lo único que hubiera deseado es no haberme despertado tan pronto un sábado. Por lo demás, es un regalo: "Cuanto más débil me siento, tanto más fuerte soy". Es una contradicción, pero es así. Cuanto más acojo mi debilidad y me sé frágil, más actúo en consecuencia con lo que soy y no con lo que me gustaría ser o lo que creo que se espera que sea. Desde ahí surgen las palabras más bonitas: te necesito, perdón, sólo contigo puedo... Para acoger la debilidad y no tener miedo a ponerle nombre a lo que siento y me pasa hay que ser fuerte. Fuerte para asumir las consecuencias, fuerte para renunciar a una imagen, fuerte para confiar en que te sigan queriendo débil, fuerte para agradecer que la fuerza no es mía, fuerte para saber que volveré a sentirme frágil y estaré dispuesta a volver a ponerle nombre. Porque soy débil, soy fuerte.
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