Invierno

Estos días de otoño ya parecen invierno. Son días fríos y la sensación no es de otoño. Pero lo que es, es, y el otoño sigue ahí en pequeños rincones con colores menos vivos pero todavía presentes. La propia naturaleza nos recuerda que, incluso en los días de invierno más fríos y oscuros, hay brotes de belleza. ¿Dónde quedaría, si no fuera así, la ilusión por ver nevar? ¿Qué sería, sin el frío, de esas sensaciones tan acogedoras del calor alrededor de un chocolate caliente (o un vinito) rodeados de buena gente?.

Ante el frío y la oscuridad, el cansancio del día a día que nos lleva corriendo a través de las manecillas del reloj, ante el tedio que puede traer lo cotidiano (cada cual que elija o proponga lo suyo)... el secreto está en mirar hacia fuera, hacia lo que (o quien) solemos dejar a nuestra espalda, y poder ver los brotes de vida que están deseando mostrarnos toda la belleza que no somos capaces de ver.

Si es de Dios, nevará. Y, si es de Dios, pasarán otras muchas cosas buenas, bonitas y bellas a pesar del invierno o gracias a él.

"Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios." (Lc. 21, 29-31)

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