La mesa

Según los días y el trabajo, según las épocas y los lugares, poder sentarse a la mesa y comer disfrutando de la compañía, de los sabores, del tiempo y del instante... Se convierte en un privilegio.

Acaba la semana llena de días en los que el horario personal te obliga a comer sola y pienso en la cena de esta noche, la invitación a la mesa preparada para acoger, la botella de vino que espera al encuentro para ser abierta, los alimentos dedicados... Y ya no sé qué más decir.

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