Lucha de contrarios
Hace tiempo (no mucho) descubrí que los contrarios podían convivir y no ser por ello menos fiables. Descubrí que podías experimentar tristeza y alegría a la vez, agradecimiento y rabia, añoranza y cercanía, ausencia y presencia... Quizá lo descubrí porque me rendí al esfuerzo agotador de querer entenderlo todo y, de paso, controlarlo... Quizá porque seguí el consejo de dejar fluir la vida... Y la vida te sorprende cuando consigues dejarla ser. Dejas a los demás ser ellos, al día ser día, a la tarde ser tarde, a la noche ser noche, a Dios ser Dios, y a una misma ser cada vez más una misma. Quizá cuando cada uno es lo que es y cada cosa tiene su espacio y su tiempo se produce el milagro de sentirte más amada y agradecida que nunca en el momento vital más difícil que has vivido hasta hoy. Y descubres que todo es real, que es fiable y que se puede sonreír de verdad en el duelo.
Gracias a la vida que me sigue dando tanto... En cuanto la dejo ser.
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