La música de nuestra vida.

Es curioso pero hoy, al ver la luz de este día soleado, en medio de una racha de despedidas, me he acordado de la música y esto me ha alegrado el corazón. Todos tenemos canciones preferidas de antes, de ahora... Algunas nos han llegado por el gusto de otras personas, dedicadas en momentos puntuales y han pasado a formar parte de nuestra lista de favoritas, otras han surgido de la nada en momentos de inspiración, las que más unidas a etapas de amistad (las de verano, las familiares en el coche, las del final del cole, las de la universidad, las de siempre cantadas con la guitarra alrededor de la chimenea... ). Estas canciones hablan de nuestra historia personal y podríamos llegar a reconstruir nuestra biografía con ellas. La música nos acompaña hasta tal punto que podemos darnos cuenta del momento que vivimos, incluso de que ya no vivimos un momento, según lo que sentimos al escuchar nuestras canciones.

Podemos escuchar la canción escrita desde la conciencia de no ser tu misma y sonreír porque ya sabes que eres tú, reforzada, crecida, agradecida... gracias a haber sido muy, muy amada.
Podemos escuchar "no estás sola" y darnos cuenta de que ya no necesitamos que nos lo recuerden, que estamos muy acompañadas, que somos queridas y que el primero que acompaña es el que ya no está.
Podemos escuchar "qué bonita la vida" o "las tres heridas" y agradecer que hemos comprendido que la vida es ese conjunto de todo y que ese conjunto hace que tenga sentido y que gracias a ello vivimos más intensamente.
Podemos escuchar "aquellas pequeñas cosas" y saber que cuando llega el instante de esta canción ya se han pasado otros y que lo emocionante es que esas pequeñas cosas perduren y que podamos seguir compartiéndolas con quien nos quiere sin condiciones.

Canciones que son el pie de página de nuestra vida. Canciones que nos recuerdan que hay otras muchas por llegar, por escribir... Siempre que seamos capaces de confiar, mirar hacia fuera y descubrir el sol.


"¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”. (Lc, 24, 5-6)