Hay templos... y Templos.


Cuando vi el incendio de la catedral de Notre Dame me estremecí. El arte me gusta y me habla y creo que la historia, conservarla y comprenderla, es vital para las personas, las naciones y las civilizaciones. Pero a los dos minutos de ver las llamas mi mente le preguntó a mis entrañas: ¿te has dado cuenta de que no te estremeces así cuando ves noticias en relación al sufrimiento de las personas? ¿Acaso no se queman ilusiones, esperanzas, sueños e incluso voluntades en Haití, en los campos de refugiados, en las fronteras, en Sri Lanka...? En ese momento entendí que no era cuestión de flagelarme porque lo que veía afectaba a mi sensibilidad y era lógico, pero me guardé las preguntas.

Ahora las convierto en oración: "Señor, resucita la parte de mi humanidad que se ha dormido, la que se ha rendido a la manera de recibir la información tal y como nos la dan, a la manera de tragar las imágenes tal y como nos las sirven plato a plato, ración a ración... La parte de mi humanidad que se ha rendido y prioriza mi bienestar al compromiso por la justicia".

Este templo de París lo van a reconstruir a base de euros los que pueden. Los otros Templos los tenemos que reconstruir a base de humanidad los que creemos que no podemos.

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