Carta al enemigo

No estimado virus:

La verdad es que te va al pelo lo de la corona porque eres el rey de los virus, pero que no se te suba a la cabeza: el rey sólo en Europa, América del Norte y las zonas más desarrolladas de cada continente. En el resto del mundo eres una dificultad más a añadir a las que ya existían.

Nos estás haciendo daño, sí. Estás consiguiendo que mucha gente muera, sufra, sobre todo los más débiles. Nos estás impidiendo ver a nuestros familiares, amigos, nos has quitado los abrazos y los besos...

Has roto nuestro ritmo cotidiano, ese que nos sostiene y nos ayuda a disfrutar de la vida. No todos necesitábamos tu presencia para disfrutar de ello y valorarlo.

Entiendo que puedes ser consecuencia de nuestro maltrato a la tierra. Todo tiene su sentido. Hay cosas buenas que saldrán de esta situación pero no en ella. No todo está yendo bien y sabemos que va a ir bien para algunos, no para todos. Lo que vaya bien después y lo que saquemos ahora de bueno es fruto de nuestra humanidad, nuestra bondad y de nuestra fe. Todavía queda mucha. Mucha fe en las personas que aumenta al ver el ejemplo de tantos y tantas que están dejándose la piel por los demás. Fe en Dios que nos sostiene y no nos abandona.

Resistiremos. No hay duda de que sí. Y recuperaremos todo aquello que nos hace felices y volveremos a ver a los que queremos tanto (ahora más si cabe) y asumiremos las ausencias porque lo nuestro es seguir. Recuperaremos los besos, los abrazos... Posiblemente no perdamos el miedo. Miedo a perder lo que amamos. Pero eso será otro capítulo y no te lo quiero contar. Ahora lo que toca es seguir resistiendo y seguir amando.

Atentamente pero no cordialmente,
YO.

Imagen de S. Hermann & F. Richter en Pixabay


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